Buenavista fue adquirida por la familia Cabrera hace 40 años en estado semiruinoso.
Ana y José María establecieron aquí su segunda vivienda e hicieron de este lugar, junto a sus hijos, su proyecto de vida.
Fueron restaurando el olivar y la casa a fuego lento durante años, con máximo cuidado y respeto, manteniendo la esencia y el carácter de la ruina que encontraron y proyectando su buen hacer y su rica personalidad en cada rincón. El resultado es, a día de hoy, un hogar cálido rebosante de autenticidad y armonía y un olivar productivo que da sentido a todo.